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ADIÓS ARACELI

Se despidió muy serena
Como una luz que se apaga
Y nos inundó de pena
El vacío que dejaba.

Su vida comprometida
Se acabó muy dulcemente
Como una vela encendida
Que deja cera caliente.

Ejerció de ama de casa
En su actividad diaria
Y en su trabajo sin tasa
Como experta boticaria.

La familia es su ilusión
Su banderín el trabajo
Le encanta su profesión,
La farmacia siempre le atrajo.

Vivió y murió siempre amada
Sembrando paz y dulzura
Siempre alegre y confiada
Fue esposa y madre madura.

 

En un clima de silencio
De respeto y de dolor
Fuiste el más claro ejemplo
De tu gran paz interior.

Fuiste sensata y valiente
Y cuando llegó el momento
Tu actitud es consecuente
De acuerdo con tu talento.

La “parca” con su guadaña
Segó tu preciosa vida
Dejándonos en la entraña
Una dolorosa herida.

El verte morir al lado
En la paz y la templanza
Nos deja desconsolados
Pero con firme esperanza.

Recibió la santa unción
Como ella pidió y quería
Y también la bendición
Que su estado requería.

 

La plática funeraria
De Fray Martínez Fresnesda
Nos invita a la plegaria
Nos reconforta y consuela.

Nos dijiste adiós tranquila
Y sin el menor sollozo
Despedida que destila
Todo un gesto generoso.

Un adiós o un hasta luego
Tienen el mismo sentido
Lucharemos con denuedo
Por que estemos siempre unidos.

Juan José Rojo Martínez.
Mayo 2005.

 
Garcilaso de la huerta

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