De Emilio Iborra
Aunque me habías dicho que vuestro padre "no era de este mundo" nunca os creí. Sin embargo, he de reconocer que algo debía de haber de verdad porque, como el Cid Campeador, ha vuelto a lograr sorprenderme una vez más. ¡Pero esta vez desde el otro mundo! (¿su casa desde siempre?)
Os acompaño en vuestro dolor y en la felicidad de ser testigos de una vida tan amplia y tan plena.
« volver