SAN JUAN DEL MONTE
Recuerdos de juventud
Bello pueblo burgalés
De gente amable y sencilla
Testigo de mi niñez
Al lado de mi familia.
Los recuerdos de San Juan
Los tengo siempre presentes
Es difícil olvidar
Vivencias de adolescente.
Este pueblo castellano
Próximo a Aranda de Duero
Con un horizonte llano
De pinares y majuelos.
En la parte sur del pueblo
Transcurre el río Arandilla
Y un puente que yo recuerdo
Enlaza las dos orillas.
Es tierra de pan y vino
De muy modestos recursos
Que respetan lo divino
Y valoran lo que es justo.
Los vecinos labradores
Con sus campos y bodegas
Concentraban sus amores
En la Virgen de la Vega.
Gente seria y de fiar
Pendiente de su trabajo
Cuya meta es trabajar
En sus tierras a destajo.
En este pueblo nacieron
Con suerte de Monte y Eras
La familia de mi abuelo
Los “Martínez Vallujera”.
Mi padre estuvo ejerciendo
De médico titular
A la par que recogiendo
El cariño popular.
También nació en este pueblo
Mi hermana la más pequeña
Que guarda un grato recuerdo
Y se siente “Sanjuareña”
En este ambiente de paz
De la vida lugareña
Transcurre mi mocedad
En la que juegas y sueñas.
Nuestra casa de San Juan
Era una casa alquilada
Y antes de entrar al zaguán
Dos acacias la guardaban.
Un gran tilo corpulento
Daba sombra en el jardín
Que dejaba en su momento
La tila para dormir.
Mi madre se hacía cargo
De la dirección de casa
Con atención y cuidado
A los niños y a la tata.
La ayudaban en la cocina
Dos chachas de buen talante
La buena Antonia de Hacinas
Y la Celes de Valdeande.
Un recuerdo inolvidable
Que se grabó en mi cabeza
Es el día que mi padre
Me compró una bicicleta,
Vidalillo me invitaba
A eso del atardecer
A que su macho montara
Hasta el pilón de beber.
En invierno los ancianos
Salían a la solana
Se calentaban las manos
Contando historias lejanas.
Las mujeres hacendosas
Recogen en sus cestillos
Las puntillas primorosas
De su encaje de bolillos.
Las niñas juegan en tromba
Al corro de la patata
Y otras prefieren la comba
Saltando a la media pata.
La vendimia la recuerdo
Como un día de festejo
Pues a la moza que pillas
Le das un buen lagarejo.
En los tiempos que refiero
Como no había neveras
Se traía el vino fresco
Directo de la bodega.
En las fiestas del poblao
Había baile en la plaza
Se bailaba el agarrao
Y a las mozas se agasaja.
Los puestos de confiteros
Con chucherías variadas
Eran con los barquilleros
Las zonas más visitadas.
La música muy animada
Parece no tener fin
Y en la plaza retumbaban
La gaita y el tamboril.
Eran días de jolgorio
Que con el traje de fiesta
Se come cordero asado
Y nunca se echa la siesta.
El novenario a la Virgen
Era todo un jubileo
Cuya raíz y origen
Es la Fe del pueblo entero.
Aún creo estar escuchando
Con respeto y atención
La voz del coro cantando
Que requiere la ocasión.
La cuadrilla de mi quinta
Con boina y escarapela
Anunciaba con sus cintas
La mili que nos espera.
Nada hacía presagiar
Que pronto íbamos a asistir
A la lucha fraternal
De nuestra Guerra Civil.
Cuando termina la guerra
Son varios los Sanjuaneros
Que emigran a otras tierras
Con un horizonte nuevo.
Se avecinan en Madrid
Sin olvidar sus raíces
Prestos a volver aquí
Sin que nadie se lo indique.
Los Martínez Alcubilla
Reclutaron funcionarios
Para aumentar la plantilla
De su extenso diccionario.
Al mismo tiempo Acebedo
De una manera formal
Llevó a Madrid el relevo
Del boletín oficial.
Los numerosos amigos
Y parientes de San Juan
En mi memoria están vivos
Nunca los podré olvidar.
Los maestros que yo tuve
Mientras asistí a la escuela
Fueron Don Faustino “el nube”
Y el gran Don Nemesio Nieva.
Aprovecho la ocasión
De mis recuerdo diarios
Con la felicitación
A un próximo centenario.
Un anciano que “se abona”
A seguir viviendo viejo
Viudo de Gregoria Antona
El buen Cirilo Bermejo
El próximo mes de octubre
Llegará a centenario
Un siglo que le descubre
Su longevo itinerario.
Y aquí termina la historia
De este pueblo singular
Que retengo en mi memoria
Para poderlo contar.
Juan José Rojo Martínez
Septiembre 2005
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